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José Bohr

Soñador del fin del mundo

José Bohr (1901-1994) dirigió 21 películas solamente en Chile, 15 de las cuales fueron estrenadas en apenas 13 años (1942-1955), convirtiéndose con esto en el cineasta más prolífico de la década de los 40.

En la primera parte de este libro incluimos el texto “José Bohr, uno que ha sido cineasta”, escrito por el investigador Pablo Marín que, entre otros aspectos, aborda el contexto asociado a la industria cinematográfica de los años 40, con la recién estrenada productora local Chilefilms, los avatares de la precariedad y el “sin dinerismo”, los géneros e intérpretes y los grandes temas que Bohr recogió para representar en la pantalla, adscribiendo también a un cierto estereotipo de identidad chilena que hoy nos parece un tanto rígida y conservadora, pero que, sin duda, respondía a una concepción de chilenidad de la época y bajo los moldes imitativos de modelos hollywoodenses o mexicanos, basados en la comedia y el melodrama, asumiendo la ya definida existencia de películas para reír o para llorar. Es así como Bohr llevó a la pantalla figuras como Ana González, Eugenio Retes, Ester Soré, Lucy Lanny y Lucho Córdoba, populares en otros medios (música, radio y teatro), con el fin de alcanzar a un público masivo. Las películas tuvieron un telón de fondo geográfico que apelaba a un criollismo inundado de personajes afines donde predominaba el campesino que llega a la ciudad, el pobre que se enfrenta a la adversidad con optimismo y picardía, las dicotomías clásicas de campo-ciudad, ricos-pobres, y desdicha y felicidad, entre otros clásicos del momento.

La segunda parte del libro es un recorrido por el archivo de José Bohr, que navega entrelazado con la puesta en valor de su historia personal. “Biografía ilustrada”, tarea a cargo de Marcelo Morales, especialista en documentación de la Cineteca Nacional de Chile, nos pone en contacto con las fuentes primarias, con los metadatos, con la “efímera” (recortes de prensa, programas de mano, notas y otros elementos) y con valiosos hallazgos del proceso de investigación, como discos de vinilo, primeras ediciones de libros del autor y el álbum familiar, con fotografías hasta ahora inéditas, que fueron generosamente entregadas por Daniel Bohr, hijo del cineasta, a la Cineteca Nacional de Chile.